Mujer mostrando antes y después de psoriasis en mano junto a plato de comida antiinflamatoria con salmón y vegetales

La conexión intestino-piel que tu dermatólogo no te cuenta

October 31, 202511 min read

Tu dermatólogo mira tu piel.

Te receta una crema. Quizás un corticoide. Quizás un inmunosupresor.

Pero nunca te pregunta: ¿Cómo está tu intestino?

Y esa es la pregunta más importante.

Porque tu piel no es un órgano aislado. Es el reflejo de lo que pasa dentro de ti. Y el 70% de tu sistema inmune —el sistema que está atacando tu piel si tienes psoriasis, dermatitis, rosácea o acné— vive en tu intestino.

Cuando tu intestino está inflamado, desequilibrado o permeable, tu piel lo grita.

No porque tu piel sea el problema. Sino porque tu piel es la mensajera.

Hoy vamos a hablar de la conexión intestino-piel. La conexión que tu dermatólogo probablemente nunca te mencionó. La conexión que, cuando la entiendes y la sanas, puede transformar tu piel de forma que ningún medicamento puede.

Porque sanar tu piel empieza en tu intestino.

El eje Intestino-Piel: la ciencia que tu dermatólogo ignora

Durante décadas, la dermatología ha tratado la piel como un órgano aislado. Un problema de piel se trata con cremas, medicamentos tópicos o, en casos severos, medicamentos sistémicos que suprimen el sistema inmune.

Pero la ciencia moderna nos dice algo diferente.

Tu intestino y tu piel están conectados a través de lo que los investigadores llaman el eje intestino-piel (gut-skin axis). Este eje es una red de comunicación bidireccional entre tu microbiota intestinal, tu sistema inmune y tu piel.

La Evidencia Científica es Contundente:

1. El 70% de tu sistema inmune está en tu intestino

Tu intestino no solo digiere comida. Es el cuartel general de tu sistema inmune. Aquí es donde tu cuerpo decide qué es amigo y qué es enemigo. Cuando tu intestino está desequilibrado, tu sistema inmune se desregula. Y esa desregulación se manifiesta en tu piel (Vighi et al., 2008).

2. Las personas con problemas de piel tienen tasas significativamente más altas de disbiosis intestinal

Disbiosis significa desequilibrio en tu microbiota intestinal: demasiadas bacterias "malas", muy pocas bacterias "buenas". Estudios muestran que las personas con psoriasis, acné, rosácea y dermatitis atópica tienen perfiles de microbiota intestinal significativamente diferentes a las personas con piel sana (Sikora et al., 2018; Deng et al., 2018).

3. El intestino permeable es un gatillo directo de la inflamación en la piel

Cuando la barrera intestinal está comprometida (intestino permeable), toxinas, bacterias y partículas de comida no digeridas pasan al torrente sanguíneo. Tu sistema inmune las detecta como invasores y lanza una respuesta inflamatoria. Esa inflamación no se queda en el intestino. Viaja por todo tu cuerpo, incluyendo tu piel (Fasano, 2012).

4. Sanar el intestino mejora la piel

Múltiples estudios muestran que intervenciones que sanan el intestino —probióticos, dieta antiinflamatoria, eliminación de alimentos gatillo— mejoran significativamente condiciones de la piel como acné, psoriasis, rosácea y dermatitis (Salem et al., 2018; Bowe & Logan, 2011).

La conexión intestino-piel no es pseudociencia. Es biología.

Y cuando la entiendes, todo cambia.

Por qué tu piel está gritando: Las 4 causas intestinales de los brotes

Si tu piel está inflamada, con brotes recurrentes, picor, dolor o enrojecimiento, probablemente una (o varias) de estas 4 causas intestinales están en juego:

1. Intestino Permeable (Leaky Gut)

Tu intestino tiene una barrera de una sola célula de grosor. Esa barrera decide qué entra a tu torrente sanguíneo y qué se queda fuera.

Cuando esa barrera está comprometida —por estrés crónico, alimentación inflamatoria, antibióticos, alcohol, AINES— se vuelve "permeable". Toxinas, bacterias y partículas de comida no digeridas pasan al torrente sanguíneo.

Tu sistema inmune entra en pánico. Lanza una respuesta inflamatoria masiva. Y esa inflamación se manifiesta en tu piel.

Señales de intestino permeable:

  • Brotes de piel recurrentes

  • Sensibilidades alimentarias (reaccionas a alimentos que antes tolerabas)

  • Hinchazón abdominal

  • Fatiga crónica

  • Niebla mental

2. Disbiosis Intestinal

Tu intestino alberga trillones de bacterias. Algunas son tus aliadas (probióticos). Otras, en exceso, son tus enemigas.

Cuando el equilibrio se rompe —demasiadas bacterias "malas", muy pocas "buenas"— tu microbiota entra en disbiosis.

La disbiosis genera:

  • Inflamación intestinal crónica

  • Producción de toxinas (como lipopolisacáridos) que inflaman tu piel

  • Desregulación del sistema inmune

Señales de disbiosis:

  • Digestiones pesadas

  • Gases, hinchazón

  • Estreñimiento o diarrea

  • Brotes de piel después de comer ciertos alimentos

  • Antojos de azúcar

3. SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano en Intestino Delgado)

SIBO ocurre cuando bacterias que deberían estar en tu colon migran a tu intestino delgado. Allí fermentan la comida que comes, produciendo gases (hidrógeno, metano) y toxinas que inflaman tu intestino y, por extensión, tu piel.

SIBO es especialmente común en personas con rosácea. Un estudio encontró que el 46% de personas con rosácea tienen SIBO, comparado con solo el 5% de personas sin rosácea (Parodi et al., 2008).

Señales de SIBO:

  • Hinchazón extrema después de comer (especialmente carbohidratos)

  • Gases excesivos

  • Rosácea o dermatitis

  • Fatiga después de las comidas

4. Candidiasis Intestinal

Candida albicans es un hongo que vive naturalmente en tu intestino. En pequeñas cantidades, no es un problema. Pero cuando se sobreproduce —por antibióticos, dieta alta en azúcar, estrés crónico— se vuelve invasiva.

La candidiasis genera:

  • Intestino permeable (las hifas de candida perforan la barrera intestinal)

  • Toxinas que inflaman tu piel

  • Desregulación del sistema inmune

Señales de candidiasis:

  • Antojos intensos de azúcar y carbohidratos

  • Infecciones por hongos recurrentes (vaginales, uñas, boca)

  • Fatiga crónica

  • Niebla mental

  • Brotes de piel (especialmente acné, dermatitis)

De luchar a escuchar: El cambio que lo transforma todo

Durante 23 años, luché contra mi piel.

La veía como mi enemiga. Intentaba "controlarla" con Diprogenta, corticoides, cremas, tratamientos.

Pero mi piel no era mi enemiga. Era mi mensajera.

Me estaba diciendo: "Lola, algo dentro de ti está desequilibrado. Mírame. Escúchame."

Y yo no escuchaba. Solo luchaba.

Hasta que en 2008, mientras trataba la candidiasis crónica de mi hija, algo hizo clic.

Entendí que su piel —y la mía— no eran el problema. Eran el síntoma.

El problema estaba en su intestino. Y en el mío.

Cuando empecé a sanar mi intestino —a eliminar los alimentos que lo inflamaban, a nutrir mi microbiota, a gestionar mi estrés— mi piel cambió.

No de la noche a la mañana. Pero de forma sostenida. Profunda. Real.

Hoy llevo 17 años en remisión.

No porque "curé" mi piel. Sino porque escuché lo que mi piel me estaba diciendo. Y actué.

Cómo sanar tu intestino (y, por extensión, tu piel)

Sanar tu intestino no es complicado. Pero requiere compromiso, paciencia y un enfoque estratégico.

Aquí están los 5 pilares que uso con mis pacientes (y que usé conmigo misma):

Pilar #1: Elimina los alimentos que inflaman tu intestino

No todos los alimentos son iguales. Algunos sanan. Otros inflaman.

Alimentos que inflaman el intestino (y, por extensión, tu piel):

  • Gluten: Aumenta la permeabilidad intestinal incluso en personas sin celiaquía

  • Lácteos: Aumentan la producción de IGF-1, una hormona que promueve inflamación y proliferación celular en la piel

  • Azúcar refinado: Alimenta la disbiosis y la candidiasis

  • Alcohol: Daña la barrera intestinal

  • Alimentos ultraprocesados: Contienen aditivos que alteran la microbiota

Durante 30 días, elimina estos alimentos. Observa cómo responde tu piel. Muchas mujeres ven mejoras significativas solo con este paso.

Pilar #2: Nutre tu microbiota con alimentos que sanan

Tu microbiota necesita alimento. Los alimentos que la nutren se llaman prebióticos y probióticos.

Alimentos prebióticos (alimentan tus bacterias buenas):

  • Alcachofas, espárragos, puerros, cebollas, ajos

  • Plátano verde

  • Avena (sin gluten)

  • Manzanas

Alimentos probióticos (aportan bacterias buenas):

  • Chucrut (fermentado, no pasteurizado)

  • Kimchi

  • Kéfir de agua o coco

  • Kombucha

  • Yogur de coco fermentado

Come estos alimentos diariamente. Tu microbiota se regenera cada 24 horas. Lo que comes hoy determina qué bacterias prosperan mañana.

Pilar #3: Sana la barrera intestinal

Si tienes intestino permeable, necesitas reparar esa barrera.

Nutrientes clave para sanar el intestino:

  • L-Glutamina: El combustible preferido de las células intestinales

  • Zinc: Esencial para la integridad de la barrera intestinal

  • Omega-3: Reduce la inflamación intestinal

Estos nutrientes pueden venir de alimentos (caldo de pescado, pescado graso, semillas de chía) o de suplementación estratégica.

Pilar #4: Gestiona el estrés (tu intestino lo siente)

El estrés crónico es uno de los mayores destructores de la salud intestinal.

Cuando estás estresada, tu cuerpo libera cortisol. El cortisol crónico:

  • Aumenta la permeabilidad intestinal

  • Altera tu microbiota

  • Desregula tu sistema inmune

Herramientas de gestión del estrés:

  • Respiración consciente (5 minutos al día)

  • Meditación o mindfulness

  • Paseos en la naturaleza

  • Yoga o ejercicio suave

  • Dormir 7-8 horas

No son "extras". Son medicina.

Pilar #5: Considera suplementación estratégica

En algunos casos, la alimentación sola no es suficiente. Especialmente si tienes SIBO, candidiasis o disbiosis severa.

Suplementos que uso con mis pacientes:

  • Probióticos de amplio espectro: Para reequilibrar la microbiota

  • L-Glutamina: Para sanar el intestino permeable

  • Enzimas digestivas: Para mejorar la digestión y reducir la inflamación

  • Berberina o aceite de orégano: Para SIBO o candidiasis (bajo supervisión)

Importante: La suplementación debe ser personalizada. Lo que funciona para una mujer puede no funcionar para otra.

Tu piel es tu maestra: aprende a escucharla

Tu piel no es tu enemiga.

Es tu maestra.

Cada brote es un mensaje. Cada placa, cada enrojecimiento, cada picor es tu cuerpo diciendo: "Algo aquí necesita atención."

Durante años, intenté silenciar ese mensaje con cremas y medicamentos.

Hasta que empecé a escuchar.

Y cuando escuché, entendí que mi piel no era el problema. Mi intestino lo era.

Cuando sané mi intestino, mi piel sanó.

No porque mi piel fuera el objetivo. Sino porque mi piel era el reflejo.

Tu próximo paso: construye tu equilibrio interior

Si estás lista para sanar tu intestino y, por extensión, tu piel, tengo 2 opciones para ti:

Opción 1: Masterclass "Controla tus brotes" (55€)

Una masterclass de 110 minutos donde aprenderás:

  • La conexión intestino-piel explicada paso a paso

  • El protocolo completo para identificar y sanar las 4 causas intestinales de los brotes

  • Qué comer (y qué evitar) para sanar tu intestino

  • El protocolo de suplementación que uso con mis pacientes

  • Cómo gestionar el estrés de forma práctica

Incluye 12 bonus:

  • Menú antibrotes de 7 días (21 platos con recetas)

  • Protocolo de suplementación completo

  • Ejercicios de respiración para gestionar el estrés

  • Guía de pruebas de laboratorio para evaluar tu salud intestinal

  • Y más...

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Opción 2: Programa 1:1 "Remisión Acompañada" (465€)

Si necesitas acompañamiento personalizado para sanar tu intestino y tu piel, este programa es para ti.

Qué incluye:

  • Estudio profundo de tu caso (mínimo 3 horas antes de la primera cita)

  • Análisis de tus pruebas de laboratorio (si las tienes)

  • Primera cita de 90 minutos

  • Protocolo personalizado de alimentación y suplementación

  • Seguimiento semanal por email

  • Citas mensuales de 30 minutos durante 3 meses

  • Modificaciones de pautas según tu evolución

Solo 3 plazas disponibles por semana.

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Conclusión: escuchar es sanar

Durante 23 años, luché contra mi piel.

Hasta que aprendí a escucharla.

Mi piel no era mi enemiga. Era mi maestra. Me estaba diciendo que mi intestino necesitaba atención.

Cuando sané mi intestino, mi piel sanó.

Hoy llevo 17 años en remisión.

Y tú también puedes.

No porque yo sea especial. Sino porque sanar tu piel empieza en tu intestino.

Tu piel es tu mensajera. ¿Estás lista para escucharla?

Un abrazo consciente,
Lola García

Dermonutricionista | Creadora del Método Piel Sana



Referencias Científicas

  1. Vighi, G., Marcucci, F., Sensi, L., Di Cara, G., & Frati, F. (2008). Allergy and the gastrointestinal system. Clinical & Experimental Immunology, 153(Suppl 1), 3-6. PubMed

  2. Sikora, M., Chrabaszcz, M., Maciejewski, C., Zaremba, M., Waśkiel, A., Olszewska, M., & Rudnicka, L. (2018). Intestinal barrier integrity in patients with plaque psoriasis. Journal of Dermatology, 45(12), 1468-1470. PubMed

  3. Deng, Y., Wang, H., Zhou, J., Mou, Y., Wang, G., & Xiong, X. (2018). Patients with acne vulgaris have a distinct gut microbiota in comparison with healthy controls. Acta Dermato-Venereologica, 98(8), 783-790. PubMed

  4. Fasano, A. (2012). Leaky gut and autoimmune diseases. Clinical Reviews in Allergy & Immunology, 42(1), 71-78. PubMed

  5. Salem, I., Ramser, A., Isham, N., & Ghannoum, M. A. (2018). The gut microbiome as a major regulator of the gut-skin axis. Frontiers in Microbiology, 9, 1459. PubMed

  6. Bowe, W. P., & Logan, A. C. (2011). Acne vulgaris, probiotics and the gut-brain-skin axis - back to the future? Gut Pathogens, 3(1), 1. PubMed

  7. Parodi, A., Paolino, S., Greco, A., Drago, F., Mansi, C., Rebora, A., Parodi, A., & Savarino, V. (2008). Small intestinal bacterial overgrowth in rosacea: clinical effectiveness of its eradication. Clinical Gastroenterology and Hepatology, 6(7), 759-764. PubMed

  8. Hollon, J., Puppa, E. L., Greenwald, B., Goldberg, E., Guerrerio, A., & Fasano, A. (2015). Effect of gliadin on permeability of intestinal biopsy explants from celiac disease patients and patients with non-celiac gluten sensitivity. Nutrients, 7(3), 1565-1576. PubMed

  9. Melnik, B. C. (2015). Linking diet to acne metabolomics, inflammation, and comedogenesis: an update. Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, 8, 371-388. PubMed

  10. Kim, M. H., & Kim, H. (2017). The roles of glutamine in the intestine and its implication in intestinal diseases. International Journal of Molecular Sciences, 18(5), 1051. PubMed

  11. Sturniolo, G. C., Di Leo, V., Ferronato, A., D'Odorico, A., & D'Incà, R. (2001). Zinc supplementation tightens "leaky gut" in Crohn's disease. Inflammatory Bowel Diseases, 7(2), 94-98. PubMed

  12. Calder, P. C. (2017). Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: from molecules to man. Biochemical Society Transactions, 45(5), 1105-1115. PubMed

  13. Kelly, J. R., Kennedy, P. J., Cryan, J. F., Dinan, T. G., Clarke, G., & Hyland, N. P. (2015). Breaking down the barriers: the gut microbiome, intestinal permeability and stress-related psychiatric disorders. Frontiers in Cellular Neuroscience, 9, 392. PubMed

  14. Foster, J. A., & McVey Neufeld, K. A. (2013). Gut-brain axis: how the microbiome influences anxiety and depression. Trends in Neurosciences, 36(5), 305-312. PubMed

Estudios cursados: 
Curso Superior Universitario Nutrigenética y Nutrigenómica, Técnico Superior en dietética, Terapia Cognitivo Conductual, Grado en Nutrición Humana y Dietética, Técnico Superior en Dietética, Consultora Macrobiótica, Curso Superior Herbodietética

Lola Garcia

Estudios cursados: Curso Superior Universitario Nutrigenética y Nutrigenómica, Técnico Superior en dietética, Terapia Cognitivo Conductual, Grado en Nutrición Humana y Dietética, Técnico Superior en Dietética, Consultora Macrobiótica, Curso Superior Herbodietética

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