Llevas sufriendo eccemas desde hace años y crees que son para siempre y que tendrás que utilizar cremas a base de corticoides el resto de tu vida.
Has tratado de convencerte a ti misma, y casi lo has conseguido, de que no es tan grave, pero entonces un nuevo brote, tal vez peor que el anterior, llega de nuevo. La verdad es que no tienes ni idea de por qué, qué has hecho para que suceda, qué ha pasado. Y entras en el bucle de pensamientos negativos y y culpabilidad.
Ahí estás de nuevo, con la piel enrojecida, inflamada, los picores que te desesperan. Has empezado a rascar, aunque creías que esta vez te ibas a controlar, pero no, nuevamente has rascado hasta hacer sangre (ya sabes a qué me refiero, ¿verdad?)
Cada vez que vas al médico te recetan nuevas cremas, te proponen inyecciones o pastillas y te dicen que eso es para siempre y que no puedes hacer nada para arreglarlo. Cuánta frustración
Si estás aquí seguro que ya has llegado a la conclusión de que TÚ SÍ que puedes hacer algo. Intuyes que al igual que el problema está en ti, también lo está la solución. Y he de decirte que tienes razón, tienes el poder de sanarte, porque cada cuerpo lo tiene si se le da las oportunidades y condiciones.
Puedes trabajar ese súper poder y controlar tus brotes.
Puedes vivir todo lo que has imaginado que harías si no tuvieras eczemas