La dermatitis atópica, también conocida como eccema (aunque no es lo mismo), es una afección inflamatoria de la piel que afecta a millones de personas, causando picor intenso, enrojecimiento y piel seca que puede hacer que las noches sean interminables y los días agotadores. Como nutricionista integrativa con más de 10 años de experiencia ayudando a mujeres a sanar su piel, sé lo frustrante que puede ser probar tratamientos tópicos sin ver resultados duraderos. Si te encuentras en esta situación, es posible que hayas oído hablar de la fototerapia para el eccema, un tratamiento que utiliza luz ultravioleta (UV) para reducir los síntomas. En este artículo, exploraremos qué es la fototerapia, cómo funciona, sus beneficios, riesgos y si podría ser una opción para ti, todo respaldado por evidencia científica y mi perspectiva integrativa.
¿Qué es la fototerapia para dermatitis?
La fototerapia, también conocida como terapia de luz, es un tratamiento médico que utiliza longitudes de onda específicas de luz ultravioleta para tratar la dermatitis, especialmente en casos moderados a severos que no responden a cremas tópicas como los corticosteroides. Este tratamiento puede ser recomendado por un dermatólogo y suele realizarse en clínicas especializadas, aunque en algunos casos también se puede hacer en casa con equipos aprobados.
Existen varios tipos de fototerapia, pero el más común para el eccema es la luz ultravioleta B de banda estrecha (NB-UVB). Según la National Eczema Association, entre el 90% y el 95% de los tratamientos de fototerapia para el eccema utilizan NB-UVB debido a su eficacia y seguridad. Otro tipo menos común es la PUVA (psoraleno más luz UVA), que combina luz UVA con un medicamento fotosensibilizante, pero suele reservarse para casos específicos debido a sus mayores riesgos.
¿Cómo funciona la fototerapia para la dermatitis?
La fototerapia actúa suprimiendo las células inmunitarias hiperactivas en la piel que causan la inflamación característica del eccema. Según un estudio publicado en Dermatitis, la luz NB-UVB puede reducir la actividad de las células T inflamatorias y disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias, lo que ayuda a aliviar el picor, el enrojecimiento y la descamación (Mordehai et al., 2022). Además, la fototerapia mejora la renovación de las células de la piel, reduciendo el engrosamiento típico de las lesiones del eccema.
En una sesión típica, te aplicarás un aceite hidratante y entrarás en una cabina de luz (similar a una cabina de bronceado, pero diseñada para uso médico), usando gafas protectoras para los ojos. La exposición comienza con dosis bajas (30 segundos a 1 minuto) y aumenta gradualmente hasta un máximo de 15 minutos, dependiendo de tu tipo de piel y respuesta al tratamiento. Normalmente, se recomiendan 2-3 sesiones semanales durante 12-16 semanas, aunque algunos pacientes pueden necesitar más tiempo para ver resultados.
Beneficios de la fototerapia para la dermatitis
La fototerapia ha demostrado ser una herramienta poderosa para quienes luchan con eccema severo. Algunos de los beneficios más destacados incluyen:
- Reducción de la inflamación y la picor: Según un estudio en Clinical and Experimental Allergy, la fototerapia puede reducir hasta un 60% la severidad de los síntomas del eccema en niños después de 12 semanas (Gregory et al., 2022).
- Mejora en casos resistentes: Es especialmente útil para eccemas generalizados (por todo el cuerpo) o localizados (manos y pies) que no responden a tratamientos tópicos.
- Seguridad relativa: A diferencia de los medicamentos sistémicos (como los inmunosupresores), la fototerapia se dirige solo a la piel, reduciendo el riesgo de efectos secundarios sistémicos. Un estudio en el Journal of the American Academy of Dermatology encontró que el riesgo de cáncer de piel con NB-UVB es muy bajo (Ko et al., 2023).
- Resultados duraderos: Algunos pacientes mantienen la piel libre d ebrotes incluso meses después de finalizar el tratamiento, especialmente si combinan la fototerapia con cambios en el estilo de vida.
En mi práctica, he visto cómo la fototerapia puede ser un punto de inflexión para quienes han perdido la esperanza. Una clienta, Laura, sufría de eccema severo en las manos que le impedía trabajar cómodamente. Después de 12 semanas de fototerapia NB-UVB, combinadas con todo el trabajo que realizamos en consulta, su piel mejoró un 70%, y por fin pudo volver a usar sus manos sin dolor.
Riesgos y efectos secundarios de la fototerapia
Aunque la fototerapia es generalmente segura, como cualquier tratamiento, tiene posibles efectos secundarios que debes conocer:
- Quemaduras solares: Si la dosis de UV es demasiado alta, puedes experimentar enrojecimiento o quemaduras leves. Los dermatólogos ajustan las dosis según tu tipo de piel para minimizar este riesgo.
- Envejecimiento prematuro de la piel: La exposición prolongada a la luz UV puede causar fotoenvejecimiento (arrugas, manchas).
- Riesgo de cáncer de piel: Aunque bajo, existe un riesgo teórico de cáncer de piel con el uso prolongado de fototerapia. Un estudio en el Journal of the American Academy of Dermatology señala que este riesgo es mínimo con NB-UVB, pero puede ser mayor con PUVA (Ko et al., 2023).
- Efectos secundarios de PUVA: Si usas PUVA, el medicamento psoraleno puede causar náuseas, sensibilidad al sol, y en casos raros, cataratas si no proteges tus ojos adecuadamente.
Es crucial proteger tu piel durante el tratamiento. Usa protector solar diariamente y evita la exposición solar directa después de las sesiones, ya que tu piel estará más sensible.
¿Es para ti?
La fototerapia puede ser una excelente opción si:
- Tienes eccema moderado a severo que no mejora con cremas tópicas.
- Tu eccema es generalizado o afecta áreas específicas como manos y pies.
- Buscas una alternativa a los medicamentos sistémicos que tienen más efectos secundarios.
Sin embargo, no es para todos. La fototerapia no se recomienda si:
- Tienes antecedentes de cáncer de piel o una alta sensibilidad al sol.
- Estás tomando medicamentos que aumentan la fotosensibilidad (como ciertos antibióticos).
- No puedes comprometerte a sesiones regulares (2-3 veces por semana), ya que la consistencia es clave para ver resultados.
Si estás considerando la fototerapia, consulta con tu dermatóloga. Ella evaluará tu tipo de piel, historial médico y severidad del eccema para crear un plan personalizado. En mi caso, siempre recomiendo combinar la fototerapia con un enfoque integrativo: eliminar desencadenantes alimenticios, añadir suplementos como omega-3, y practicar técnicas de relajación para reducir el estrés, que también puede agravar el eccema.
Mi perspectiva integrativa: más allá de la fototerapia
Aunque la fototerapia puede ser muy efectiva, creo firmemente que tratar la dermatitis requiere un enfoque holístico. En mi Programa Piel Sana, combino estrategias como la fototerapia con cambios en la dieta y el estilo de vida para obtener resultados más duraderos. Por ejemplo, una dieta antiinflamatoria rica en vegetales crucíferos (como el brócoli) y omega-3 (como las nueces) puede potenciar los efectos de la fototerapia al reducir la inflamación sistémica. Además, técnicas como la respiración consciente (5 minutos al día) pueden ayudar a manejar el estrés, un desencadenante común del eccema.
Una de mis clientas, Sofía, usó fototerapia durante 3 meses, pero sus brotes regresaban porque no había abordado la raíz del problema: su sobrecrecimiento fúngico (Candidas) y estrés. Cuando nos enfocamos en estos dos aspectos, sus brotes se redujeron un 70% y no han vuelto, incluso meses después de terminar la fototerapia.

Conclusión: toma el control de tu dermatitis
La fototerapia para la dermatitis puede ser una herramienta poderosa para aliviar los síntomas y recuperar tu calidad de vida, pero no es una solución mágica. Combinarla con un enfoque dermonutricional integrativo que aborde las causas raíz (inflamación, dieta, estrés) es clave para resultados duraderos. Si estás lista para sanar tu piel desde dentro, te invito a dar el primer paso.
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